Durante la vida productiva de un cerdo, cada animal es vacunado varias veces. Las hembras reciben varias dosis de vacunas durante su fase de gestación y los machos reproductores también son inmunizados con frecuencia. Todo este proceso es necesario ya que contribuye directamente a la mejora de la salud del hato en su conjunto. Sin embargo, la vacunación puede causar molestias a los animales, haciendo que este evento sea negativo y con el tiempo, pueden desarrollar fobias y rechazo al procedimiento.

Según el tipo de vacuna, la naturaleza del contenido y dependiendo del método de aplicación utilizado, hay una variación en la intensidad del dolor experimentado por el animal. La jeringa con aguja es el método más utilizado en la producción porcina. Este método de aplicación conlleva algunas lesiones debido a agujas rotas o contaminación bacteriana que se observan a menudo tanto en los animales de engorda como en los reproductores.

Con el objetivo de reducir las lesiones, aumentar la eficacia de la vacunación en los animales y disminuir el estrés de este manejo, se han desarrollado tecnologías de vacunación sin el uso de agujas. Entre las ventajas de utilizarse un sistema sin agujas están: la eliminación de accidentes con agujas rotas, inyección correcta del volumen de la vacuna, eliminación de accidentes con los trabajadores y menor producción de material de riesgo biológico. En los humanos se ha demostrado este efecto menos estresante y los mismos beneficios pueden extrapolarse a los animales.

En un estudio realizado por Temple et al. (2017), se evaluó el efecto de utilizar un sistema de aplicación sin aguja (intradérmica) en comparación al método convencional con aguja. Los investigadores midieron algunos biomarcadores presentes en la saliva, indicadores importantes para entender los niveles de estrés de los cerdos. Además de medir el cortisol, una importante hormona responsable de los procesos de estrés, se evaluaron otros marcadores. Entre ellas, algunas proteínas de fase aguda, las proteínas C reactivas y la haptoglobina (generada por la propia vacunación). Además de los marcadores fisiológicos mencionados, en este estudio se evaluaron los indicadores de comportamiento de los animales vacunados con los diferentes métodos.

Los indicadores de comportamiento no fueron muy diferentes entre los grupos de hembras. Sin embargo, las hembras que fueron vacunadas con jeringa con aguja mostraron una reducción en su actividad el día de la vacunación, lo que puede interferir directamente en el consumo de alimentos, algo muy valioso, especialmente para las hembras preñadas. Las respuestas conductuales de miedo y estrés en el momento de la aplicación también se redujeron significativamente en las hembras que recibieron el método “sin aguja”. Estos indicadores abarcan las vocalizaciones, los cambios de comportamiento y los intentos de fuga. La interacción entre humanos y animales también se vio comprometida. Un día después de la vacunación, el 33% de los animales vacunados con agujas convencionales y un 3% del grupo del sistema “sin aguja” no se acercó a la persona que realizó la vacunación del grupo de animales estudiados.

Además de los parámetros de comportamiento, las evaluaciones físicas y fisiológicas también demostraron respuestas favorables al uso de sistemas de aplicación intradérmica. Las hembras vacunadas con el método tradicional mostraron hasta cuatro veces más lesiones cutáneas en comparación con las vacunadas sin agujas. Estas mismas hembras también mostraron una recuperación mucho más lenta del proceso inflamatorio, donde el 26% de los animales vacunados con agujas desarrollan abscesos en el lugar de la inyección.

El dolor y el estrés de los animales sometidos a este manejo se reflejan directamente en su forma de relacionarse con el entorno. Los animales que sufren cualquier estímulo aversivo responden con un comportamiento alterado, ya sea evitando el contacto humano o incluso mostrándose agresivos. Todo este proceso puede generar un aprendizaje negativo para el cerdo, que muchas veces asocia a la persona que realizó el procedimiento con el dolor de la vacunación, lo que puede interferir en el consumo de alimento y, en consecuencia, en el rendimiento de la cerda. Además, el uso de este sistema en los lechones evita la contaminación cruzada entre las camadas y los animales de diferentes naves.

Por lo tanto, cualquier escenario en el que se pueda evitar este manejo, debe ser tomado en consideración. El uso de un sistema sin agujas es más práctico y menos aversivo para los animales y ayuda a garantizar que se administre el volumen adecuado de la vacuna a los animales.

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